La Ciudadela acoge la más completa retrospectiva de Jesús Basiano, ‘el pintor de la ciudad’, cuando se cumple el 50 aniversario de su fallecimiento

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Hasta el 28 de agosto podrá visitarse esta exposición que se enmarca en la iniciativa municipal ‘Revisiones’ de muestras de grandes autores

sala-armas-ciudadela1La Ciudadela de Pamplona acoge, desde hoy y hasta el próximo 28 de agosto, la primera exposición de Jesús Basiano en ese espacio, una retrospectiva que abarca seis décadas de trayectoria pictórica y, probablemente, la más completa muestra de este célebre artista, apodado ‘El Pintor de la ciudad’. La exposición, que se realiza con ocasión del 50 aniversario de su fallecimiento, forma parte de la iniciativa municipal de presentar regularmente muestras de los más grandes autores navarros fallecidos, un programa que lleva el título de ‘Revisiones’.

Esta mañana la directora del Área de Cultura, Política Lingüística, Educación y Deporte, Maitena Muruzábal; un hijo del pintor, Jaime Basiano y el comisario de la muestra José Mª Muruzábal, han presentado la propuesta municipal para este verano, que cuenta con 63 cuadros, en su mayoría paisajes en óleo sobre lienzo.

La muestra se puede visitar desde hoy en la primera planta de la Sala de Armas de la Ciudadela en horario general de visita de las salas expositivas: de martes a viernes de 18.30 a 21 horas, los sábados de 12 a 14 y de 18.30 a 21 horas, y los domingos y festivos de 12 a 14 horas. Está disponible, además, un catálogo del que el Ayuntamiento de Pamplona ha editado 500 ejemplares y que se puede adquirir en ese mismo espacio al precio de 5 euros.

Desde Murchante a Pamplona

Hace 15 años que en Pamplona no se expone la obra de Basiano, uno de los pintores con formación artística más completa de su época. Nacido en Murchante en el seno de una familia sin antecedentes de dedicación profesional al arte, comenzó a interesarse por la pintura cuando sus padres se trasladan a Bilbao (1900). Sus inclinaciones artísticas le acabarán llevando a estudiar en la Escuela de Artes y Oficios de la capital vizcaína, aunque la temprana muerte de su padre le hizo dejar sus inquietudes, que no volverá a retomar hasta 1910.

A partir de ahí y hasta su muerte en 1966, ya no dejará de pintar, sólo o acompañado por sus hijos Jaime y Javier, también artistas plásticos. Tras una primera etapa formativa en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (Madrid, 1912-1915) que continuó en Roma (Italia) en el difícil periodo de la Primera Guerra Mundial, Jesús Basiano se asienta en Pamplona en 1925. Presente y galardonado en una docena de concursos y muestras, es significativo para Pamplona que de su pincel saliera el cartel anunciador de los Sanfermines de 1929, algo que revalidaría en el año 1948.

En la década de los años 20, ya por entonces sus intereses se decantaban por el paisaje, con un fuerte contacto con la pintura vasca, aunque menudean en su primera época los retratos, un tema que no es especialmente frecuente en su trayectoria, aunque realiza con gran penetración psicológica. En esos años el estudio del pintor se encuentra en dependencias de la Catedral de Pamplona. El Arga, las murallas y la propia Seo serán algunos de sus temas recurrentes.

Un pintor de pasajes de luz y color

Basiano pinta del natural, tanto paisajes urbanos como agrestes, pero siempre buscando el equilibrio en la composición, con un encuadre casi fotográfico y un esfuerzo por la tridimensionalidad. El color y la luz son elementos fundamentales en sus lienzos, dos parámetros que emplea con maestría, desde sus escalas más tenues a las más vivas, priorizando la captura del instante. Estos elementos son una constante, pero la pincelada de este autor, siempre vigorosa, sí cambió con el tiempo, deslizándose hacia el impresionismo.  Durante la Guerra Civil Basiano pinta desde lugares más retirados, como los valles pirenaicos y la década de los 40 se inicia con su matrimonio con la estellesa Rosario García Goizueta, ampliando sus paisajes a otra zona más de Navarra.

En esos años se multiplican las exposiciones individuales y colectivas del autor, de forma que en los años 50 su trayectoria llega al cenit. Tras momentos de dificultad e incluso penuria económica que incluso le llevó al uso de soportes o pinturas inadecuadas o de baja calidad, a mediados del siglo pasado la firma de Basiano ya era un marchamo de indiscutible calidad: en 1955 sus obras prácticamente inauguraban la histórica Sala de Exposiciones de la Caja Municipal de Pamplona. Aunque su predilección siempre fue el óleo, en la muestra de Ciudadela existen algunos dibujos y bocetos, una técnica que le interesaba, de lo que da fe el fondo familiar.

Su última exposición en Pamplona fue en 1965, un año antes de su muerte. La importancia de su figura y su obra para la ciudad se plasma en el acuerdo de Pleno que en el año 1970 le otorgaba su nombre a una calle de Pamplona: Pintor Basiano, en las inmediaciones de la avenida de Pío XII.