El pintor José María Monguilot, protagonista de la sexta exposición del ciclo ‘Revisiones. Artistas navarros del siglo XX’ en el centenario de su nacimiento

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Esté autor, que pintó prácticamente hasta el final de su vida con 97 años, se centró principalmente en el paisaje de la Ribera de Navarra

José María MonguilotEl pintor tudelano José María Monguilot es el protagonista de la sexta exposición del ciclo ‘Revisiones. Artistas navarros del siglo XX’, que se presenta cuando finaliza el año en el que se conmemora el centenario de su nacimiento. Este autor trabajó principalmente el paisaje de la Ribera de Navarra, con las Bardenas como tema recurrente al que unen rincones de Tudela, con sus calles, sus huertas y su Catedral.

La exposición recoge una selección de 37 cuadros y permanecerá abierta al público hasta el 17 de enero. El horario de visita es de lunes a viernes de 18.30 a 20.30 y los sábados de 12 a 14 y 18.30 a 20.30. Permanecerá cerrada los domingos y durante las fiestas de Navidad los días 24, 25 y 31 de diciembre y 1, 5 y 6 de enero. Todos los detalles de la muestra han sido explicados hoy en rueda de prensa por el director del área de Cultura, Política Lingüística, Educación y Deporte, Xabier Amoros, y por el comisario de la muestra, José María Muruzábal.

Completo catálogo autobiográfico y con detalles de sus obras

Es la sexta muestra de una nueva línea de exposiciones sobre artistas navarros del siglo XX ya fallecidos que puso en marcha el Ayuntamiento de Pamplona en junio del año pasado con la apertura al público de ‘Ciga y París (1912-1914)’ sobre le pintor Javier Ciga. A ella le siguieron las retrospectivas del pintor Enrique Zudaire, que desarrolló la mayor parte de su trabajo en Barcelona, y la de Constantino Manzana, artista de la forja y los metales, autor de varias obras en Pamplona como la cruz que dio nombre a la plaza. La cuarta fue protagonizada por Mariano Royo y la última giró sobre el pintor Gerardo Sacristán, artista logroñés afincado en Navarra que destacó por sus retratos.

El Ayuntamiento, al igual que en las exposiciones anteriores de ‘Revisiones. Artistas navarros del siglo XX’ ha editado un amplio catálogo que recoge un estudio histórico-artístico del artista realizado por el comisario de la exposición, José María Muruzábal, y que incluye las fichas de las 37 obras de la exposición.

Pintor prolífico y autodidacta

José María Monguilot Navascués, nacido en Tudela en 1915 y falleció en la misma ciudad a los 97 años. Su larga trayectoria pictórica llegó prácticamente hasta su muerte, ya que su última exposición la realizó con noventa años y todavía continuó pintando posteriormente. Así se convirtió en uno de los referentes de la pintura de la Ribera de Navarra de los últimos sesenta años con una abundante producción. A pesar de ello, nunca se dedicó profesionalmente a la pintura ya que desarrolló su carrera profesional en un negocio familiar de Tudela.

La afición la heredó de su familia materna y no fue hasta finales de los cuarenta y principios de los cincuenta cuando cursó estudios de pintura en el centro Castel Ruiz de Tudela. Fue su única formación en Bellas Artes, por lo que se le considera un artista autodidacta. En 1953 realizó su primera muestra individual y desde ese momento se sucedieron gran número de exposiciones en numerosos lugares, entre ellos, Pamplona, Tudela, Madrid, Zaragoza y Valladolid. En el catálogo, que recoge un listado con 84 de ellas, el comisario señala que “dudo que ningún otro artista navarro del siglo XX llegara a celebrar tantas muestras individuales”.

Pintura figurativa en la que destacan la luz y el color

Aunque su obra se centró principalmente en la Ribera navarra también pintó tierras de Castilla, Rioja, Aragón, el Pirineo aragonés, el Mediterráneo, la Cornisa Cantábrica o Alemania, cuando visitaba a su hija. De hecho, en la exposición abierta hoy pueden verse cuadros de Tudela, el Monasterio de la Oliva o las Bardenas a los que se unen otros con estampas de Albarracín, Algorta, Palencia, Tarazona, Mallorca o Madrid.

Su pintura es descrita como “figurativa, en la herencia del impresionismo” con predominio de la temática del paisaje que combina con algunos bodegones y marinas. Solía trabajar al aire libre pintando sobre su caballete aquello que veía, sobre todo óleos y acuarelas de pequeño o mediano formato. También son abundantes los cuadros en los que utilizaba la paleta. Él decía de sí mismo que “mi pintura es impresionista y realista por supuesto. Y muy temperamental. Siento el paisaje en la misma médula de los huesos. También los viejos paisajes urbanos. Mi pintura ha sido siempre una pura observación y un goce de ver los colores, la luz, los tonos cambiantes….por encima de todo el color y la luz. Puedo decir que la luz para mí es una verdadera obsesión. Además, pienso que el paisaje debe de ser puro, limpio de elementos accesorios. El paisaje está para admirarlo no para invadirlo”. Entre sus colores preferidos se pueden citar los ocres de las Bardenas, los carmines o los azules del cielo.